CONSERVACIÓN.
Los puros secos son frágiles y se consumen más rápido porque no contienen la suficiente humedad natural y el sabor resulta mucho más agresivo y amargo.
Por el contrario, los puros con más humedad de la necesaria se consumen de forma desigual y tienen un sabor más pesado y ácido.
Nunca se debe exceder el nivel de humedad del 80% porque el puro comenzaría a enmohecerse y a pudrirse.
Si saber comprar un puro es importante, no lo es menos su conservación. Deben estar guardados al 65-75% de humedad relativa del aire, de forma constante, sin ruidos ni entrando en contacto con otros productos o sustancias, aún estando envasados.
Es conveniente cambiar el ambiente interno, oreando periódicamente el humidificador.
El añejamiento es el reposo dentro del humidificador que, en condiciones ideales de temperatura y humedad, mejora las propiedades, volviendo más oscuras y sedosas las capas, asentando el sabor, atenuando el aroma y manteniendo el tiro y la combustibilidad.
El ciclo de añejamiento recomendado es de hasta 15 años. Este periodo se puede prolongar, pero a riesgo de deterioro. Nunca se debe guardar un puro Premium en la nevera.
Las condiciones ideales para la conservación de un puro son de una temperatura de 20-21º y una humedad del 70% aproximadamente.
El humidor es una sabia inversión que le compensará con un buen mantenimiento de sus puros. Su interior, a ser posible, debe estar forrado con madera de cedro, ya que tiene propiedades llamadas higroscópicas (absorbe y libera humedad), y favorece la función de los tabacos que componen el puro.
El humidor se construye de madera, que aunque esté cerrado, debe tener una mínima ventilación y estar dotado de un dispositivo para mantener en su interior una humedad relativa constante y un mecanismo que mide la humedad, llamado higrómetro.
Con todo esto conseguiremos una recreación de un clima tropical que evita que los puros se vuelvan secos y frágiles y se consigue conservarlos durante más tiempo.
El humidor es una fuente permanente de humedad y presión atmosférica. Todos disponen de un sencillo dispositivo (higrostato) que suele consistir en una esponja o tubo de plástico que libera lentamente la humedad. Es recomendable utilizar agua destilada al llenar el higrostato.
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